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domingo, 27 de noviembre de 2011

Ruta circular por la Sierra de Segura, desde Las Acebeas (Siles)

El día 15 de octubre del 2011; Paco, Pepe, Mateo, Antonio y yo, realizamos  esta ruta por la parte más oriental del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. 
  
Nos desplazamos en vehículo hasta la localidad de Siles (Jaén).  Desde allí nos adentramos en la sierra por la carretera JF-4017, de las Acebeas.   Pronto pasamos por el Área Recreativa de la Peña del Olivar, donde un Jardín Botánico y la zona de baño acondicionada sobre el Arroyo de Los Molinos, invitan al uso de las bicis desde este mismo enclave.  No obstante, el punto de partida está unos kilómetros más arriba.  Después de dejar atrás el paraje de La Canalica y el antiguo seminario, que ahora es Residencia de Tiempo Libre, coronamos la ascensión hasta el Campamento Juvenil de Las Acebeas.  Allí dejamos los vehículos, desmontamos las bicis e iniciamos el pedaleo.  
La niebla se había levantado, y solamente en el valle de la Sierra del Agua, pegado al húmedo suelo, se observa un manto blanco de apelmazada y densa niebla.  Desde el propio campamento , bajando por el Arroyo de Andrés, nos adentrarnos por la espesura del monte hasta el Cortijo del Tambor. Éste es un lugar especial por la altísima variedad botánica… un bosque  más propio de clima atlántico, debido a la abundancia de precipitaciones  anuales que se registran, sólo superadas en el sur de la Península por la Sierra de Grazalema.  Cruzado el arroyo, y rebasado el Cortijo del Tambor, un giro de 45º hacia el norte nos remonta hacia el "Camino a Yeste", también conocido como “Camino a Cardeñas”, que nos adentra en la Sierra del Agua. 
Cortijo de Cardeñas de Arriba
Con el Cerro de los Calarejos a la izquierda, el camino asciende hasta los 1360 metros de altitud.  A partir de allí, viene un descenso continuado en el que se cruza el Arroyo de la Sierra del Agua, y se bordea el Cerro de Calarejo Chico.  Poco más adelante se debe tomar un desvío a la derecha (JF-7011) hacia el Cortijo de Cardeñas de Arriba, tras el que la pendiente en descenso se agudiza por un camino en peor estado.   

Pronto el grupo se encuentra ante la tesitura de vadear el Río Tus con o sin calzado, saltando en equilibrio sobre las piedras,  o montados sobre la bici. Así, a nuestro libre albedrío, fuimos cruzando uno tras otro. 
Río Tús, cerca de la Cascada de El Saltador

Una vez al otro lado, el GPS muestra que en la otra orilla quedó el camino de aproximación  a la conocida Cascada de El Saltador. La pereza de tener que volver a vadear el joven río, y la esperanza de poder acceder a ella desde esta otra orilla, nos hizo seguir adelante.   
Cortijo del Molinete, y El Rayo

A medida que el camino ascendía y se alejaba del curso, el grupo perdía la esperanza del encuentro con la cascada, y se resignaba escuchando el murmullo del agua del arroyo de la Fuente del Tejo, que discurría paralelo.  Despreciamos un camino a la izquierda que conduce a Los Voladores.  Poco más adelante se accede a un claro donde el Cortijo del Molinete fue sede de un efímero descanso.  Desde allí, se mostraba al sur la cumbre de El Rayo
Noguera de Navalasna

Rumbo a poniente, la cumbre del Espino es referencia visual;  el camino se adentra en un espeso bosque cuya puerta permanece vigilada por la gigantesca Noguera de Navalasna.   Bajo su amplia sombra...el puente sobre el Arroyo de la Fuente del Tejo.   
Ahora toca superar un desnivel de casi 400 metros, hasta un espolón en la ladera norte de la Nava del Espino, bien conocido como Collado del VentanoEscasos claros entre pinares permiten echar la vista atrás, y ver cómo ya queda lejos el antes mencionado Cerro de Los Calarejos.   A medida que aumenta la altitud, las perspectivas se abren.  Pronto  el camino se cruza con una pista más ancha y mejorada.  
Collado del Ventano

La ruta gira a la izquierda, hacia el Collado del Ventano, cuyo topónimo es debido a la gran ventana natural abierta sobre la roca del espolón.  Allí el viajero puede asomarse a uno y otro lado, con fenomenales panorámicas de Navalperal, Las Acebeas, Los Calarejos, El Rayo, El Calar de la Sima, El Calar de Morillas; y el entramado de valles fabricados por multitud de arroyos y jóvenes ríos que nacen, se conforman y buscan la cuenca mediterránea, uniéndose al Río Tus, que más adelante tributa al Río Segura.
Navalperal, desde Collado del Ventano

Desde el Collado del Ventano, nuestra ruta circunda la Nava del Espino por su cara Este en rápido descenso  que concluye en un cruce junto al arroyo de la Fuente del Tejo.   Aquí se debe estar atento, pues hay que dejar la pista principal, que se adentra hacia los Huecos de Bañares y el Calar de Morillas, para tomar un camino a la derecha que asciende suavemente pegado a la ladera. 
Collado de Góntar

Desde aquí se inicia un pequeño puerto; pasaremos de los 1400 hasta los 1550 metros de altitud.  La pista no ofrece duda alguna, y el desnivel es cómodo de salvar.  Ahora el Collado de Góntar es el próximo destino; allí quedará atrás la cuenca del Río Tus. Por encima de los 1500m. de altitud, se muestra un paisaje mucho más despejado desde el que son fácilmente reconocibles picos tan emblemáticos como Peña Rubia,  Calar del Cobo y el Cerro del Espino en la cercanía; el Yelmo a media distancia; y el Banderillas más a lo lejos. 

Descenso desde Collado de Góntar hacia Cañada del Sáucar
En el collado, un cruce de caminos permite girar a la izquierda y descender hacia el río Segura por Peguera del Madroño; o girar a la derecha arrimándose a los farallones rocosos del cerro de Góntar.   Optando por la segunda opción, la pista desciende por la Cañada del Sáucar, permitiendo admirar la curiosa Piedra horadada de Góntar, y una bonita panorámica del Cortijo y Prado de la Espinosilla.   

Piedra horadada de Góntar
Cuando la pendiente se suaviza, junto al Cortijo de Cañada del Sáucar, se advierte el sendero del Puntal de la Misa, que vadea el débil caudal del arroyo. 
Calar del Cobo...Al fondo, Calar de la Sima
Ahora toca remontar unas difíciles rampas para subir un desnivel de 400 metros en poco más de 5 kilómetros.  Un tupido bosque de pino salgareño flanquea la pista a ambos lados; las ovejas segureñas pastan en la ladera; y el ascenso comienza a plantear dudas en el ánimo de Pepe y Paco que terminan por desistir a mitad de la ascensión.  Mateo, que no conocía este lugar e iba sobrado de fuerzas, mantenía firme su idea de coronar; y yo aún con algo de reservas, me presté a acompañarle en la subida.  
Panorámicas desde el Calar del Cobo

A 1650 metros de altitud desaparece radicalmente todo tipo de árboles.  Tras una curva a la derecha se muestra un paisaje kárstico casi de apariencia lunar, donde sólo pequeños arbustos son capaces sobrevivir en este clima hostil.  El pedaleo por el calar se hace técnico y difícil, por no decir casi imposible.  Finalmente alcanzamos el Pico Cobo (1796 m.), mucho más conocido como Puntal de la Misa.   

Pico Cobo (1796m)...ó Puntal de La Misa
Unos minutos para visualizar las amplias panorámicas; engullir en pocos bocados un rico bocadillo de lomo con aceite y tomate; una amena charla con el guarda... y las fotos de rigor.   Tras ello, iniciamos el rápido regreso por el mismo itinerario hasta reencontrarnos con nuestros compañeros en el Cortijo de Cañada del Sáucar.  

Una vez reagrupados, descendemos a buen ritmo, con el arroyo a nuestra izquierda, hasta la Aldea de Los AnchosAminoro la marcha para deleitarme observando la amarillenta fila de choperas alineadas a ambos lados del arroyo de Los Anchos, tal que parecen ir señalando su curso.  Tras las rocas sorprende la resplandeciente cima picuda del Puntal de La Misa; tan lejano y elevado que parece inalcanzable  aún sabiendo que minutos antes partimos de allí.  
Arroyo de Los Anchos...A lo lejos, el Puntal de la Misa
Descendemos hasta enlazar con la JF-7038 a la altura de Venta de Rampias.  Allí una singular fuente de fresca agua “sin caño alguno” nos aliviar la sed.  Es el kilómetro 40 de la ruta, a 1078 metros de altitud.  Aún queda superar más de 300 metros de desnivel en 15 kilómetros hasta Navalcaballo. Ahora la subida es por asfalto; suave y apacible, excepto por Garrotegordo. 
Cerca de la Aldea de Río Madera
El Río Madera es compañero fiel en este tramo.  Sus aguas limpias y cantarinas amenizan el pedaleo.  Las charlas entre ciclistas vuelven a reanudarse donde quedaron antes del prolongado descenso.  El bosque de ribera adorna el curso de las aguas.  Las hojas caídas se arremolinan al paso de los vehículos; se amontonan sobre las cunetas y forman curiosas alfombras de franjas verdes y amarillas, combinadas con la hierba fresca.  De este tapiz emergen gruesos troncos de chopos que se desvisten al compás de una ligera brisa.   El otoño avanza; finaliza el ciclo vegetativo de muchos árboles para sobrevivir al frío invierno que se avecina.  
Cruce de carreteras entre Segura de la Sierra y Siles
El paisaje se viste de color;  los frutos ya maduros han llenado la despensa de muchos; el aire huele a matanza cerca de la Aldea de Río Madera; los gallos se encaraman al palo más alto del gallinero y nos cantan al pasar; los fieles perros alertan con sus ladridos al percatarse de nuestra presencia; y una ardilla asustadiza se encarama en el más alto pino negral que tiene a su alcance.  La bici es de motor silencioso y nos permite fundirnos en el hábitat, sin apenas alterarlo.  
Navalperal desde Navalcaballo
Sin esfuerzo hemos remontado hasta Navalcaballo, y bajo la sombra de Navalperal, descendemos suavemente hasta el punto de origen,  donde concluimos una bella ruta por magníficos parajes del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.

jueves, 14 de julio de 2011

Ruta circular Castellar-Sierrezuela-Santisteban-San Marcos-Poyatos


Prólogo para la ruta:
Existe un noble lugar, allá en la  parte más septentrional de Andalucía, marcada por una suave cadena montañosa orientada de Este a Oeste, longitudinalmente situada entre Sierra Morena y el valle del Gualalimar, cuyas cimas más altas apenas sobrepasan los 900 metros. Es uno de los denominadores comunes presente en el paisaje de casi todas las poblaciones que conforman la Comarca del Condado, entre ellas: Santisteban del Puerto y Castellar. 
En muchas ocasiones desde el comienzo de la "Edad Antigua", hasta nuestros días, esta Comarca ha sido lugar de paso de varias civilizaciones y pueblos que han convivido o discrepado por unos u otros motivos; habiendo sido además tierra de frontera, y lugar estratégico de vigilancia, como lo demuestra la gran cantidad de castillos y fortificaciones que se conservan en mejor o peor estado. 
Todo ello ha dejado numerosas huellas y restos, que unidos a otras fuentes históricas, nos enseñan a comprender nuestro pasado. 
Sólo recomiendo detenerse a mirar sobre cada cima, al abrigo de cada valle, a orillas de cada río, entre las callejuelas de cada población ... y que cada cual se pregunte sobre el pasado histórico que ese lugar oculta bajo el velo del tiempo.  Entonces estoy seguro de que, como si de un encantamiento se tratara, cuando  los sentidos  se agudicen... seremos testigos como, de entre las brumas del pasado, van surgiendo, una tras otra, las respuestas a nuestros interrogantes...es el momento en que se funden pasado y presente.  
Desde esta perspectiva me gustaría que se posicionara quien desee realizar ésta u otras de las rutas que planteo en el blog.  A buen seguro que saldrá mucho más enriquecido de la experiencia, que el simple hecho de realizar una actividad física, o de llevarse digitalizadas para casa, algunas que otras fotos o vídeos.


La ruta que ahora toca es una circular que parte de la Plaza de la Constitución, en Castellar. Allí se encuentra el Ayuntamiento (antiguo Palacio de los Duques de Medinaceli); también el Castillo de Pallarés, con una torre del homenaje en cuyo interior se ha instalado el Museo Ibérico de Castellar.  También la Iglesia Ex-Colegiata de Santiago Apóstol.
La Iglesia Ex-Colegiata de Santiago Apóstol, de estilo renacentista, construida entre los años 1642 y 1648, es Monumento Histórico Artístico desde 1983. 
Fue patrocinada por don Mendo de Benavides, prior de Aroche, miembro de la Orden de Santiago y fiscal del Consejo de las Órdenes Militares y Santa Inquisición; también obispo de Cartagena. 
Fue trazada por el arquitecto Juan de Aranda Salazar, arquitecto mayor de la Catedral de Jaén.

Aún no ha comenzado la ruta y ya quedó prendado el viajero en su inicio. En dicha plaza llama especialmente la atención su esbelta torre del campanario que se alza majestuosa al lado del monumento a la Dama Íbera.
Ambas presiden ahora la Plaza de la Constitución: una como monumento fiel de la perfección arquitectónica heredada por Juan de Aranda del gran maestro Vandelvira; y la otra como símbolo de los exvotos hallados en el Santuario Ibérico de "Las Cuevas de la Lobera", en Los Altos del Sotillo, muy cerca de Castellar.
 
Este es el entorno que da inicio al pedaleo, donde también nace el conocido "Viaje al Tiempo de los Íberos".
GPS activado, se avanza en dirección Oeste por la Avda. de Andalucía, dejando atrás el trazado urbano de calles estrechas y sinuosas, dando paso a un nuevo urbanismo mucho más rectilíneo.  En esta avenida el viajero queda admirado por las viviendas de estilo modernista de principios de siglo XX, diseñadas muchas de ellas por D. Juan de Dios González Carral.  Al pronto se llega a la Plaza de España, o de la "Glorieta", como aquí es conocida.  
Una fuente de piedra vierte sus numerosos chorros de agua sobre el tronco de la estatua del "Mingo".  Fue diseñada por Constantino Unguetti Álamo, castellariego de nacimiento, escultor y restaurador de obras de arte y arqueología.
Se continúa el pedaleo hasta abandonar el casco urbano al final de la Avda. Pepe López. Tomando el "Camino de las Viñas", también llamado "De Santisteban a Castellar", espera la localidad vecina de Santisteban del Puerto, cuna y centro del Condado que fuera durante muchos años, tras la reconquista. 
Como bien dice el eslógan, pedaleamos sobre una "Tierra Noble por descubrir".  A descubrirla iremos pues,  siendo ese el objetivo, de ahora en adelante.
Santisteban del Puerto vista desde el vértice geodésico de La Sierrezuela.  Está a medio camino entre Santisteban y Castellar, muy cerca del camino de "La Media Legua", que las une.  Enclavado sobre una cima privilegiada de la Loma de El Condado, tiene vistas a una amplia zona desde el mismo corazón de la comarca.
A unos dos kilómetros de Castellar se toman unas rodadas a la derecha que se acercan hasta el vértice geodésico de la "Sierrezuela", que con sus 840 metros de altitud, ofrece magníficas vistas, tanto de Castellar y Santisteban, como de la Vega, Sierra Morena, las poblaciones vecinas de La Loma; los valles de los rios Guadalimar, y Montizón; las elevaciones del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, etc.
Cuando los caballos no eran de vapor, y el combustible no era sino el agua fresca de las fuentes y pozos situados en encrucijadas de caminos... éste de la "Media Legua" era bien conocido por comerciantes, agricultores, lugareños, arrieros y pastores, en sus desplazamientos entre Castellar y Santisteban; o entre la Cañada de San Blás, tras pasar por el Pozo de El Campillo, hasta enlazar con la Cañada de Úbeda, o la Vereda Real de La Mancha (Antigua Vía Augusta).

Habrá que volver por un camino agrícola bien marcado hasta reencontrar de nuevo el Camino de Las Viñas (también se le conoce como el de "La Media Legua"). Poco más adelante se llega a un cruce de caminos que confluyen en un abrevadero conocido como "Pozo de la Media Legua".   
Desde allí, siguiendo dirección Oeste, se enlaza con la carretera local JV-6024. Giro a la derecha, y en 2 kilómetros de descenso el viajero estará en Santisteban del Puerto.
En la panorámica se observa como Santisteban del Puerto se encuentra situada a las faldas del Cerro de San Esteban, donde se aprecian los restos de antiguo Castillo de San Esteban.  Es de origen íbero-romano, y fue reconstruido por los árabes.  Fue sitiado en 1225 por Fernando III, el Santo, y conquistado un año después.
El trazado de la ruta por las calles de esta localidad, se ciñe a su parte alta de callejuelas estrechas y sinuosas. No obstante es recomendable llegar hasta el Ayuntamiento, y desde allí tomar la calle ascendente hacia "Las Guarías". 
Justo antes de llegar al Mirador de Las Guarías, tras atravesar un túnel escavado sobre la roca, y a la salida de éste, habrá que desviarses a la izquierda para, en singular mirador, obtener una fenomenal panorámica de Santisteban del Puerto y su Castillo de San Esteban. 
Desde el Cerro de La Guaría, elevando la vista al SO, se observa la situación del Cerro de San Marcos.  Con 940 metros de altitud, el vértice geodésico anuncia que es uno de los enclaves más elevados de la comarca
Dejando el Mirador de Las Guarías, se reinicia el pedaleo ascendiendo en dirección Sur.  Apenas 1 km. más adelante, un desvío a la derecha, pone el ciclista sobre la "Vereda de Úbeda".  Como buenamente se pueda, en pronunciada pendiente ascendente, se consigue coronar el Cerro de San Marcos (las antenas son la mejor referencia visual).
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Este día nos acompañó Francis, de Granada. A mitad de la subida obtenemos unas magníficas vistas de Santisteban del Puerto, su castillo, las Guarías, la Vega, y al fondo Sierra Morena.
Volvemos a retomar la Cañada de Úbeda, que desciende en dirección SO, buscando el valle del río Guadalimar. Diversos pozos, fuentes y abrevaderos a uno y otro lado del camino nos confirman el uso como "Vereda Real" para el paso de ganado en trashumancia.
Ahora comprendimos porqué se consideraba la plaza de San Esteban, como "inexpugnable", abrigado por tres cerros y varias fortificaciones más.  Una de ellas en este mismo cerro, de la que apenas quedan los cimientos, y otra de ellas es nuestro próximo destino: el "Torreón de Poyatos"-
Los primeros tramos del descenso nos muestran a la derecha la Vega, entre Santisteban y Navas de San Juan, y las instalaciones del área recreativa en torno a donde se hallan las "Huellas de dinosaurio". 
Pronto, la Vereda de Úbeda queda flanqueada a izquierda y derecha por sendas lomas tupidas de olivos, y seguimos descendiendo hasta el cruce con el "Camino del Poyato", que nos sale a la derecha y tomamos. Pasamos junto al cortijo de "La Huerta de Salas", y a continuación el "Cortijo de Los Pleitos". 
Unos dos kilómetros más adelante pasamos junto al "Cortijo de Poyatos", y desde éste, siguiendo los tracks entre olivares, pero perfectamente transitable para la bici, llegamos directos hasta el mismo "Torreón califal de Poyatos", difícil de encontrar ya que desconocía la zona, pero una vez hallado gracias a mi nuevo y buen amigo Ginés Collado, que tenaz y perseverante, sin afligirse ante la lluvia, no cesó en su empeñada búsqueda hasta coronarse sobre un majano y gritar altivo y erguido en equilibrio sobre las piedras:- "José, ya lo tengo, por fin lo tengo... el dichoso Torreón de Poyatos".
La torre califal del "Poyato", se construyó coincidiendo con la rebelión muladí de Ibn Hafsum y perteneció a un "señor encastillado.  Una torre vigía de extraordinarias dimensiones cuyas dos plantas se observan al haberse desmoronado su muro Este.
 Desde este punto, la ruta retorna por el mismo trazado hasta el Cortijo de Los Pleitos, donde tomamos ahora el llamado "Camino del Cortijo de Capellanías", hasta un cruce cercano, con la anteriormente protagonista Vereda de Úbeda. En este cruce, tomamos dirección Sur, por carretera local asfaltada, hacia el Cortijo de Escalona. Mantenemos ruta por asfalto hasta nuevo cruce, ahora con la carretera JV-6002; la tomamos a la izquierda, y nos dirigimos hacia el cortijo de "Villarejo del Duque". Ahí seguimos de frente... descendemos hasta un cruce de carreteras, donde tomamos al frente por la JV-6023, hacia Castellar. Una pronunciada subida hasta el Cortijo de Repiso, y de nuevo descendemos. Pasamos junto al Pozo del Campillo, y el paraje del "Dorado", por donde se han hallado restos que demuestran la existencia por esta zona de una antigua villa o ciudad romana. Dos kilómetros más adelante finaliza nuestra ruta circular, en el punto de partida, después de 33.5 kilómetros salpicados de historia en sus distintas edades antigua, media, moderna y contemporánea.

sábado, 12 de marzo de 2011

¡Vamos de Viaje al Tiempo de Los Iberos!...Museo y Santuario Ibérico de la Cueva de la Lobera

Era un fabuloso día de marzo, la estación invernal aún no había acabado, pero el equinoccio de primavera daba muestras de su proximidad.  Los almendros estaban pletóricos de flor, y se nos presentaba un marco ideal para realizar la ruta.  Esta vez cambié la bici por el bastón y las deportivas; y a mis compañeros de pedaleo por mis seres queridos, así que... ¿qué más se le puede pedir?

Nuestra hoja de ruta nos marca el destino a la Cueva de La Lobera, un Santuario rupestre donde los íberos rendían culto a sus dioses. Entusiasmados, marchamos prestos al inicio de la ruta.  El equipo es básico, pues el recorrido es corto; pero este día no podían faltar: la cámara de fotos, un minúsculo trípode, el gps, y muchas ganas de pasear. Sabíamos que algo bueno nos esperaba.



La ruta parte desde las puertas del Museo del Santuario Ibérico de Castellar, que es un Centro de Interpretación dedicado al "Exvoto", como primera etapa del "Viaje al Tiempo de Los Íberos". Está ubicado en la torre del homenaje del antiguo Castillo de Pallarés, junto a la Casa Consistorial (antes Palacio de los Duques de Medinacelli"), y la Ex-Colegiata de Santiago, declarada Monumento Histórico Artístico, que fue dirigida en el siglo XVII por el arquitecto Juan de Aranda. 
 En la Plaza de la Constitución, se ha instalado recientemente un monumento a la "Dama Íbera de Castellar", que es el exvoto más representativo de los hallados en las Cuevas de La Lobera.

Comenzamos a caminar, y nuestros primeros pasos nos llevan hacia la Avda. Virgen de Consolación.  Anduvimos por ella, flanqueados de casas con trazado modernista de principios del siglo XX.  Pronto llegamos a la Cruz de Piedra, donde recordamos cómo cada 3 de mayo se recibe fervorosamente a Nuestra Patrona, la Virgen de Consolación.
Un paseo de farolas alineadas a la izquierda, desciende hasta el Prado de la Viña, y pasamos junto a una almazara de aceite. Tras su pared norte, un circular depósito de agua nos prevee el inicio del sendero que nos lleva a la cueva.  A partir de ahí, sólo seguimos el camino bien marcado y señalizado hasta la entrada del Santuario.
Ya habíamos realizado el recorrido antes de su adecuación, y en otras estaciones..."hasta nevado"; pero esta vez era especial.   La ladera se vistió con  flores caídas de los almendros, y éstos aún permanecían bien vestidos, con tonalidades blancas y rosadas, que al caer sobre el aterciopelado musgo, desplegaban un tapiz que nos alegró la vista, despertó los sentidos, y alivió el caminar; pero por otro lado nos hacía sentir indignos de tanto despliegue hecho por la naturaleza...en esos momentos, en nuestro honor.

Para nuestros antepasados íberos, éste era un lugar sagrado, una puerta a la divinidad. Allí acudían desde todas partes para dirigir sus oraciones y presentar sus ofrendas en forma de exvotos o figurillas, a las que también se les conoce popularmente en la zona como "mingos", o "mingonotes" (expresiones muy  propias del vocabulario popular castellariego. Ej. "El Mingo de La Glorieta", por todos nosotros conocido. 

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