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domingo, 25 de octubre de 2009

Aquel verano del 2009, una vez más por la Sierra de Cazorla

Era un verano del 2009, como pudo haber sido cualquier otro, y de nuevo allí nos esperaba Cazorla y su Sierra. Íbamos a realizar una ruta ya conocida por mí, pero que nunca dudo en mostrar a familiares y conocidos. Es un compromiso ya adquirido, un acuerdo sellado sin tinta ni papel, un deber que acato gustoso, pues es una deuda vitalicia contraída desde hace años con este cercano y maravilloso Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.

Esta vez tocaba desplazarse en un sólo día, de Castellar a Cazorla. Hacemos viaje en vehículo desde "El Condado", una "Tierra Noble por descubrir". Pronto cruzamos el Guadalimar, o río "Colorao", como aquí se le conoce debido a la tonalidad que adquieren sus aguas tras su discurrir por arcillosas y rojizas tierras vestidas por inmenso manto "verde olivo". Cruzamos el "Puente de Cerro Molinos" dejando atrás el encajado valle y las verdes riberas, para adentrarnos por las calcáreas tierras de "La Loma", que cruzamos transversalmente a la altura de Villacarrillo.

Recuerdo a mi padre cuando me contaba cada vez que pasábamos estas tierras blanquecinas de La Loma, como antaño eran destinadas, además de al olivar, al cultivo de cereales, huertos, y sobre todo extensos "melonares". De cómo, siendo mozo, en tiempos de hambres y penurias, se dedicaba al comercio entre Castellar, Villacarrillo, Villanueva y Beas, tomando como medio de transporte, una bicicleta, de las de antes, con un sólo plato y un sólo piñón; siempre llevando, y siempre trayendo, la máxima carga posible, en la ida y en la vuelta, para terminar vendiendo el género en las plazas de abastos, o al mejor pagador. Cuenta también, cómo en aquellos tiempos de "arrieros", también el Guadalimar tenía su propio "barquero", quien se ganaba el sustento, pasando cargas, animales y personas, de una a otra orilla, allá por la localidad de Herrera, cerca de Villacarrillo... Sin duda, aquellos eran otros tiempos, en que los viajes no se hacían por placer, sino por necesidad.

Continuamos viaje... ahora nos aproximamos a la localidad de Mogón, pedanía de Villacarrillo, por donde cruza el Guadalquivir en su viaje hacia poniente. No nos detenemos, pues aún nos queda la mitad del recorrido para llegar a nuestro destino. Aún pasaremos por Santo Tomé, y sus descomunales "pasos elevados". Varios kilómetros más adelante, junto a una gasolinera, grabo en mi retina el desvío, que lleva a Chilluevar, punto de paso hacia el pantano del Aguascebas...(esta es una ruta para un futuro próximo).

Finalmente llegamos a Cazorla, localidad emblemática y pintoresca donde las haya. Pasaremos junto a la Plaza de Toros, por la Avda. del Guadalquivir, y más adelante la Casa de las Cadenas es testigo de nuestra efímera visita antes de girar la isleta de la Plaza de la Constitución y tomar dirección al Parque Natural.

Apenas 2 kilómetros más adelante llegamos a La Iruela, donde destaca su castillo Templario, inexpugnable a simple vista, construido sobre una agreste peña, y coronado como elemento más destacado por la Torre del Homenaje, resguardada por tres recintos amurallados, y con un templo parroquial dedicado a Santo Domingo de Silos, construido por los discípulos de Vandelvira en el siglo XVI. Posteriormente ardió en tiempos de la invasión francesa.

La tradición oral dice que bajo el suelo donde se erige el castillo, se encuentra una enorme cavidad llamada "gruta de las lamentaciones"...lo que por el momento no deja de ser más que fuente de leyenda.

Seguimos adelante y pasamos por la aldea de Burrunchel, antes de iniciar la subida al Puerto de Las Palomas, por donde accedemos al interior del Parque Natural, no sin antes detenernos en singular mirador que nos ofrece una amplia panorámica de buena parte del Valle del Guadalquivir; con la aldea de Arroyo Frío al fondo; picos tan emblemáticos como el Banderillas, Empanadas; los Poyos de la Mesa; la Cerrada de Utrero, y un largo etcétera.

El siguiente destino y parada sería el Puente de Las Herrerías, enclave idílico de la Sierra, con una gran belleza paisajística, a pocos kilómetros del nacimiento del Guadalquivir. Allí sus aguas, descienden cantarinas, aún vírgenes y limpias de toda contaminación, y tras cruzar el pedregoso puente, se remansan por un momento... y guardan silencio admiradas por el entorno. Así, entre pozas labradas en la roca, se convierten las dulces aguas del joven río en espejo cristalino donde gusta de asomarse a la propia Madre Naturaleza.

Continuamos viaje pues el sol ya cae en picado hacia el oeste. Poco a poco se va tiñendo de oro el abrupto relieve a ambos lados del camino. Por momentos se asoma el pico Empanadas, que con sus 2107 metros es la cima más alta de las sierras de Castril, y de Cazorla (coronarlo sería para una ruta pendiente), y en otras ocasiones se nos ofrece a la vista el Gilillo, con 1848 metros.

Finalmente llegamos a un singular paraje, en pleno corazón de la Sierra de Carorla...estamos en La Cañada de las Fuentes, y allí se nos anuncia en escueto panel, que estamos en el Nacimiento del Río Guadalquivir, o "Río Grande" que es la traducción del árabe "Wadi al-Kabir", al que los romanos llamaron anteriormente Río Baetis, por encontrarse en la Baética (Andalucía).

Podéis ver un vídeo sobre esta ruta, en mi canal en you tube.

Pica el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/user/jomopa51

sábado, 25 de julio de 2009

De Castellar al Puente Mocho por Camino del Condado, Vereda Real, Vía Aníbal, Cartaginesa ¿Cuántos nombres, cuántos usos, cuánta historia sobre ella?

Era una mañana calurosa de verano; opté por realizar una ruta cuya idea me venía rondando la cabeza desde hacía tiempo. Creo no haber elegido la fecha adecuada...el motivo ya se irá descubriendo a lo largo del post; por ello os propongo realizarla en primavera u otoño. El caso es que ya no pude esperar más, preparé agua, viandas, la bici..., e inicié la marcha rumbo a un camino CON HISTORIA, escrita a base huellas marcadas a su través.

El enlace para visulizar la ruta en Wikiloc, y poderla descargar para GPS es:
Punto de partida: la Plaza de España en Castellar. Primera bajada hasta el cruce con la A-312 donde giro a la derecha.
Junto a la Fuente de Abajo, dejo la carretera. Desciendo por la "Calzada Romana" que me aproxima al Arroyo del Espino, junto al que aparece la "Vereda Real" a la que hago referencia en el título, que va a ser la protagonista en nuestra primera mitad del trayecto.

Comienzo a pedalear sobre la tierra arcillosa, rojiza, de la Vía Aníbal, la cual, debido al uso como vereda real, tiene una anchura considerable.

A medida que avanzo, observo a ambos lados para ver si aún quedan restos de la antigua calzada. No los hallo hasta aproximarme al cruce de ésta con el camino de "La Capilla", lugar donde me detengo, meditando durante unos minutos, preguntándome:
¿Cuántos viajeros habían transitado antes por ella a lo largo de la historia documentada?....¿Cuántas huellas habrán quedado marcadas, y restos depositados a lo largo de su trazado?...¿Cuántos personajes ilustres la habrán utilizado en sus viajes y desplazamientos?... ¿Cuántas efímeras sombras habrán acompañado, imitando la silueta de los personajes con quienes están ligadas a su paso por estos lugares?...¿Cuántas biografías, historias y leyendas narrarán el paso de sus personajes sobre este "Camino del Condado"?...
...Salgo de mis interrogantes, al mirar al suelo, me descubro a mí mismo allí, reflejado sobre la calzada. (No dudé en hacer uso de la cámara de fotos para retener esa imagen).
Reanudo el pedaleo hasta un nuevo cruce de caminos, poco más adelante. Allí vuelvo a detenerme por saber que estoy prácticamente sobre la perpendicular del Santuario Ibérico de "Los Altos del Sotillo" que está a mi derecha, hacia el Sur, a 500 metros en línea recta de donde me encuentro.

Aprovecho el alto para realizar un barrido visual de la zona. Mirando atrás, hacia el oeste, descubro la extensión de "La Vega", flanqueada a un lado por la Sierrezuela, loma sobre la que se asienta Castellar; al fondo Santisteban del Puerto; al otro lado Sierra Morena; en el centro asciende y se extiende la lengua de humo de la fábrica "orujera", tan presente en estos tiempos dentro del paisaje castellariego.

Mirando más al N-NE, descubro las últimas estribaciones de Sierra Morena, donde destaca por su cercanía el cerro de "Cabeza Grande"; a su derecha, Aldeahermosa, junto a la que fluye el Río Montizón; el trazado de la Vía Augusta en dirección a donde estuvo ubicada una mansión romana, conocida como "Ad Duo Solaria" (entre dos relojes de Sol). Allí las huestes romanas, podían encontrar vianda, posada y descanso en sus viajes entre Andalucía con el levante valenciano, incluso hasta Roma. (Más detalles históricos sobre la Vía Augusta, serán para otro post).


El Sol se eleva amenazante esta mañana veraniega. Decido apresurarme a continuar hacia el Este, por La Vía Cartaginesa. Al atravesar el paraje del Portichuelo tengo próximo, a mi izquierda, el cerro de "La Muela", con sus 900 metros de altitud, que se me muestra galán, vestido de olivares en toda su extensión.

Me pregunto qué imagen ofrecería La Muela hace 2500 años, toda cubierta por un espeso manto de bosque mediterráneo.



Así la verían los íberos, asentados en el próximo paraje del Sotillo, en su Santuario Ibérico, aprovechando la existencia de abundantes fuentes por la zona, el abrigo de las Cuevas de La Lobera, en un terreno escarpado con laderas en terrazas, el dominio estratégico que ofrece su situación sobre esta importante vía de comunicación (sobre la que ahora circulo) que ellos entonces utilizaban en sus viajes entre la ciudad de Cástulo (Linares) con el resto de su civilización, de donde son originarios, allá por el norte Almeriense. Ni que decir tiene, que los íberos convivieron unas veces en paz, otras no tanto, con otras civilizaciones ocupadoras de sus tierras, a lo largo de muchos siglos.
Continúo adelante, atravieso un pequeño collado, entre La Muela a mi izquierda; y El Cerrón a mi derecha.
Me detengo en este lugar, miro hacia atrás; observo el camino recorrido sobre La Vega de Castellar. Giro hacia el frente, donde se me abre a la vista, un paso hacia otra nueva llanura con nuevas vistas: Chiclana de Segura a mi izquierda; las aldeas de El Campillo y Camporredondo al frente; Sorihuela del Guadalimar e Iznatoraf a la derecha.


En este tramo de transición, recorro apenas dos kilómetros de estrecha carretera asfaltada entre Castellar y Chiclana. Allí se cruza la línea divisoria que separa ambos términos municipales.

Atento a un nuevo camino a mi derecha, retomo la Vereda Real por la que circulaba. Este tramo que inicio, en algunos mapas es denominado "Camino de la Venta Gómez".


Desciendo por los parajes de "La Mimbrera", con buenas vistas de la localidad de Chiclana de Segura, aproximándome poco a poco a una pedanía de ésta, al Campillo.

Allí me llama la atención la fachada de una pequeña ermita con la imagen de San Isidro Labrador, su patrón, que dice mucho de cuál es la ocupación básica de sus habitantes.

Continuando viaje por la Vía de Aníbal, ahora también llamada "Camino del Condado", pronto, tras atravesar un pequeño arroyo, observo en la corta distancia la presencia de un cementerio y un depósito de agua, que estoy seguro me anuncian la proximidad de otra pedanía, "Camporredondo" (foto de abajo, a la izquierda).


Junto a la aldea, tras atravesar un pequeño arroyo, flanqueado por juncos y abelfas, continúo mi ruta por una pequeña pero pronunciada rampa que me eleva a los "Llanos del Reventón".
Una vez subida la cuesta, miro atrás. Me llama la atención ver el camino con dos partes bien diferenciadas longitudinalmente en su trazado: la más pedregosa (unos 4 metros de anchura) debió ser la antigua calzada, usada desde tiempos de romanos y cartagineses; en su franja izquierda, se completa con más anchura hasta la propia de una vereda real (20'89 metros).
Mi próximo destino será ya el Puente Mocho, pero antes tendré que pedalear sobre una parte complicada del camino, por ser más pedregoso, pero me congratula comprobar que por éstos lugares la antigua calzada se hace más evidente.

Ahora retrocedo en el tiempo a mayo de 1575, e imagino el paso por este mismo trazado, de Santa Teresa de Jesús, caminando en sentido contrario al mío, después de haber fundado el Convento de las Carmelitas Descalzas de San José el Salvador, en Beas de Segura. La Santa se dirigía presta a fundar un nuevo convento en Sevilla. A su paso cerca de Castellar, pernoctaría en la Venta de San Andrés, lugar donde confluyen la Vía Cartaginesa con la Vía Augusta. Por éstas tierras Del Condado, en aquella época, D. Diego de Benavides era IV Conde de Santisteban del Puerto.
Continúo adelante, pronto me cruzo con una carretera local asfaltada. Ahí dejo el camino y giro a la derecha; poco más adelante llego a un nuevo cruce, de ésta con la A-312. Sigo de frente por la vereda real, pronto tengo que descender de la bici para realizar unos 200 metros a pie, hasta llegar a una pista transitable. Allí ya se escucha el sonido de las aguas del Río Guadalimar, lo que me indica que el puente está próximo. Así me lo indica una señal: "Puente romano".

Como indica, me desvío a la izquierda; la calzada romana se muestra más clara y mejor conservada. Me asomo para ver al Guadalimar, que por allí torna ruidoso; al fin descubro el esperado "Puente Mocho". En este paraje me detengo varios minutos fotografiando sus arcos, antes de cruzarlo.
















Al cruzarlo, estando sobre él, aprovecho para fotografiar al otro protagonista del paisaje: al Río Guadalimar, cuyas aguas descienden alegres antes de encauzarse bajo los arcos.

Me sorprende otra nueva perspectiva del puente cuando estoy al otro lado. Ahora estoy fuera de la Comarca del Condado, en el término municipal de Béas de Segura. La calzada romana, bastante bien conservada, gira brusca hacia la izquierda y nos muestra la otra cara del puente, tan bella como las anteriores.

Todavía estoy a mitad de la ruta, pues debo volver a Castellar. Ante la hora avanzada del día y la canícula que se avecinaba, opté por no regresar por el mismo camino, tomando una ruta más rápida, así que volví a cruzar al Guadalimar poco más abajo, y ascendí hasta encontrar la carretera comarcal A-312. Una vez en ella, giré a la izquierda para dirigirme a Sorihuela del Guadalimar, y posteriormente a Castellar.

Una ruta, sin duda poco conocida, pero bonita. Mi única recomendación es que no se realice en verano, siendo bueno aprovechar cualquiera de las otras estaciones del año.

viernes, 10 de julio de 2009

Evento Blog Rural en Cazorla, tierra bella adornada de leyendas

Era una fecha marcada en el calendario, un fin de semana esperado, un compromiso necesario de cumplir. Así llegó el viernes día 3 de julio, día en que la familia nos dispusimos apresurados a preparar un ligero equipaje, antes de iniciar la marcha hacia tierras próximas, aquellas tierras que, desde Castellar, observamos con alegría en el alba, y nos embriagan con la puesta de sol de la tarde.
Cazorla y Peña de los Halcones, desde camino de San Isicio
Es en el atardecer cuando los rayos de sol se resisten a perderse por el horizonte, al oeste, tiñen el cielo de tonalidades rosadas y anaranjadas y extienden sus brazos de luz hacia el sur, para iluminar las paredes rocosas de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas. Es un último intento del Astro Rey por mostrarnos cual será nuestro destino de estos días: Cazorla.

Allá se celebraba el I Evento Blog Rural, al cual fuimos invitados por Abraham, y acudimos con la certeza de que allí nos esperaban buenos amigos por conocer.

Castillo de la Iruela, desde la ventana del hotel
Nos hospedamos en La Iruela, bajo la peña sobre la que se cimentó un castillo de la Orden de los Templarios. Nos apresuramos a acudir a la cita, esa misma noche en la Plaza de la Corredera, junto al Ayuntamiento. Posteriormente, paseo nocturno por el centro y casco antiguo de Cazorla, hasta llegar a la Plaza de Santa María, donde tapeamos alegre y distendidamente en un marco casi idílico, con el Castillo de La Yedra a pocos metros, sobre nosotros; y el río Cerezuelo encauzado bajo nuestros pies.
El Castillo de la Yedra, es un castillo de leyenda, la de la "Tragantía", sobre la que invito a vuestro interés por conocerla. Yo por el momento sólo me limito a adelantar este dicho popular:
"Yo soy la tragantía, hija del Rey moro....
Quien me oiga cantar, 
no verá la luz del día, 
ni la noche de San Juan"

No me extrañaría que en más de una ocasión despertara alguna que otra pesadilla en los inocentes sueños de los niños.
Estas dos fotos tomadas hace dos años, en anterior visita al interior del Castillo de la Yedra, nos muestran dos imágenes, ambas bellas, pero muy diferentes.






La primera ventana, orientada al Sur, nos muestra la Sierra y su abrupto relieve de formaciones kársticas cubiertas de vegetación allí donde árboles y plantas son capaces de extender raíces.
  La segunda ventana, orientada al Norte, nos muestra la extensa campiña de olivares, con relieves caracterizados principalmente por una sucesión de lomas cortadas por los cauces de ríos y arroyos.

En la mañana del sábado día 4, desde temprano iniciamos ruta; nos íbamos a adentrar en la Sierra de Cazorla, y visitaríamos algunos de los parajes más conocidos y emblemáticos de la misma. Así, pasando por La Iruela y Burunchel, llegamos al Puerto de las Palomas, donde realizamos parada en el "Mirador del Aire". En días claros, en la lejanía del horizonte, más allá de del Guadalquivir, de "La Loma", y del Guadalimar, se puede adivinar la silueta de la "Loma de Chiclana", sobre la que, en un entallamiento, se podría divisar Castellar.

Y continuamos unos metros más arriba, volvimos a detenernos para cambiar las vistas de extensas lomas de olivos, por las de un extenso bosque de pinos con un profundo valle, y escarpadas laderas que se elevan hasta algunas de las mayores cumbres de todo el Parque Natural. Estamos ahora en un privilegiado mirador sobre el valle del Guadalquivir, auténtica columna vertebral de toda la Sierra de Cazorla, desde donde salen todas las rutas que el viajero pueda imaginarse.
El Mirador de las Palomas, es parada obligada para todo aquel que accede a la sierra desde Cazorla
Avanzamos unos kilómetros más adelante, y nos detenemos para realizar la ruta circular de "La Cerrada de Utrero" (cuyo nombre alude a un novillo de entre dos o tres años). Es un impresionante tajo tallado por el Guadalquivir sobre la roca caliza. Sin duda alguna, la ruta es corta, atractiva, diversa, impresionante y de fácil acceso. Una serie de condicionantes que favorecen su realización, siendo apta para casi todas las edades y condiciones físicas; por ello es una de las más conocidas y visitadas.


Me alivia saber que entre el grupo de bloggers que nos adentramos entre las estrechas paredes rocosas, no se encontraba ninguna doncella, ni había luna llena, ni era primavera, porque, sabed que en torno a la Cerrada de Utrero también se ciñe otra trágica leyenda.
Narra la desaparición de dos hijas del rey moro, en sucesivas primaveras, y justo la noche en que contrajeran matrimonio. Ambas fueron encontradas destrozadas por una potente cuerna. Igualmente, durante la noche se producía misteriosamente la muerte del ganado, que era espantado por un gran mugido que se escuchaba en una grieta de la Cerrada al salir la luna. Como tributo al monstruo, y para que cesaran las muertes, el rey moro entregó en sacrificio a la hija que le quedaba, y la abandonó en la Cerrada. Ésta fue encontrada por un "pinero", y ambos se enamoraron. Al llegar la siguiente primavera, la enamorada pareja también desapareció entre las aguas del Guadalquivir cuando eran perseguidos por el monstruo.
Dice la leyenda que todas las primaveras, coincidiendo con la desaparición del pinero, las aguas de La Cerrada se tiñen de sangre y sobre una grieta aparece una joven desnuda.

Una escalera tallada artificialmente sobre la margen izquierda del rio, nos aleja de la estrecha Cerrada.
Como ejemplo de la diversidad del paisaje, una presa detiene el curso del Guadalquivir, y cristalinas las aguas, brillan y se desploman al vacío.
Igualmente, algunos restos de hojas caídas, troncos y maderas, se apiñan en la parte superior del muro, como esperando su turno para el estrepitoso descenso.
Como no, un gran salto de agua complementa la diversidad del paisaje, aunque sólo es posible ver el agua caer en épocas lluviosas, o tras el deshielo en primavera de las nieves que cubren las altas cumbres, río arriba.
Salto de Linarejos (sólo en primavera y en épocas lluviosas es posible verlo con agua)
Un enorme pino laricio nos despide al final de la ruta como testigo imponente de que regresamos todos al lugar de partida.
Continuamos viaje en coche, y nos acercamos ahora a otro punto emblemático de la sierra: El Puente de las Herrerías, lugar donde apetece refrescarse en las transparentes y frescas aguas del Guadalquivir. Sobre este puente existe también la leyenda de que fue construido en una sola noche por los caballeros cristianos que acompañaban al séquito de la reina Isabel la Católica camino de Baza hacia la conquista de Granada. Aunque sólo es eso, una leyenda más.

Puente de las Herrerías
Continuamos viaje en coche, y nos acercamos ahora a otro punto emblemático de la sierra: El Puente de las Herrerías, lugar donde apetece refrescarse en las transparentes y frescas aguas del Guadalquivir. Sobre este puente existe también la leyenda de que fue construido en una sola noche por los caballeros cristianos que acompañaban al séquito de la reina Isabel la Católica camino de Baza hacia la conquista de Granada. Aunque sólo es eso, una leyenda más.

martes, 23 de junio de 2009

De Castellar a Venta de Rampias, y de allí, en bici al Puntal de la Misa

¡Por fin!, llegó el día en que pudimos realizar la ruta por los aledaños del Calar del Cobo, con subida al Puntal de la Misa. Y llegó el día "D" (domingo 31 de mayo), a la hora "H" (07:00 h.), y a pesar de las dudas de Antonio, quien el día anterior me transmitió su preocupación por la previsión de tormentas, y en la sierra ya se sabe como pueden ser éstas, a mí me pareció insuficiente la probabilidad y optamos por salir.
Nos esperaba hora y media de desplazamiento en automóviles hasta llegar al punto de partida, Venta de Rampias, a lo que se añadiría otra media hora "de rigor", prescrita por Paco, como si de buen médico se tratara, que era el desayuno de churros y chocolate, esta vez en la localidad de La Puerta de Segura, a orillas del Guadalimar... ¡BUENÍSIMOS éstos, y con buen aporte energético para afrontar la jornada!.
Seguidamente nos dirigimos hacia Orcera, y a continuación atravesamos la pintoresca localidad de Segura de la Sierra, coronada por su singular castillo, y rodeada de impresionantes vistas, entre las que sobrecoge la esbelta figura del Yelmo, al que ya subimos el año pasado, y de la que publiqué un post anterior.
Nos hubiéramos deleitado quedándonos por esos parajes, pero el tiempo apremia y la intención de hoy es otra. Continuamos viaje; entramos de lleno en la Sierra de Segura; y mientras avanzamos nos sorprende la linea picuda de Navalperal, el cual se nos queda a nuestras espaldas cuando giramos a la derecha en un cruce para tomar dirección a Navalcaballo. Sabemos que este lugar es divisoria de vertientes fluviales, pues al Oeste descienden los arroyos que componen los primeros afluentes del Guadalquivir; y otro tanto ocurre al Este, donde se van a encauzar las aguas que llegarán a endulzar el Mediterráneo en la desembocadura del Río Segura.
Pasado Navalcaballo, en un nuevo cruce tomamos a la izquierda, comenzando descenso por el valle del Río Madera, primer afluente importante del Segura, y circulamos por parajes donde nos sobrecogen impresionantes ejemplares de pino laricio, y un precioso bosque de ribera que consolida las márgenes del río.
Ya en Venta de Rampias, subimos a las bicis e iniciamos la ruta. Pedaleamos cañada arriba por una apacible y estrecha carretera asfaltada, con el Arroyo de Los Anchos a nuestra izquierda; y éste, con sus limpias aguas, oxigenadas y ricas en carbonatos, discurre hermosamente flanqueado en sus orillas por abundante vegetación característica del bosque de ribera, o de galería: más próximas al agua, enraizan las Saucedas; las Choperas y Alamedas crecen a continuación, sobre el lecho de inundación; y un poco más alejados los Olmedos, que en su mayoría han sido talados para instalar huertas. Y este es el paisaje que nos acompaña cuando pasamos junto a la aldea de Los Anchos, lugar donde el paisaje nos sintetiza en la retina todo lo dicho anteriormente, y además nos va mostrando las primeras elevaciones kársticas del Calar del Cobo.
Así nos vamos acercando a Prado Maguillo, lugar donde desaparece el asfalto y comienza una pista bien conservada que sigue ascendiendo suavemente por la Cañada del Sáucar, (el nombre de "Sáucar", es debido a la abundancia de "sáucos" por esta zona) . A nuestra derecha, el que antes llamábamos Arroyo de Los Anchos, ahora recibe el nombre de "Arroyo de La Cañada".

Justo cuando llegamos al cortijo que recibe el nombre de la cañada "del Sáucar", cruzamos el arroyo y comenzamos la pista con fuertes pendientes desde el principio, que pronto nos elevan hasta coronar el Calar del Cobo, no sin antes echar la vista atrás y observar el valle que se queda atrás y abajo, con la figura del Yelmo en la lejanía del horizonte.
Ya en el calar, la vegetación queda reducida a un austero piornal; y allí es donde descubrimos una enorme plataforma kárstica, rota por hundimientos, o dolinas, con afilados roquedos y algunas terrazas agrícolas en desuso que debieron destinarse al cultivo de cereales. Se abre ante nuestros ojos un inmenso paisaje, que parece lunar, que impresiona al viajero, y sorprende al ciclista que se cree con la ascensión completada, y no sabe que, en más de una ocasión, habrá que echar pié a tierra debido al mal estado del camino, y al fuerte desnivel.


Continuamos subiendo hasta la mismísima caseta de vigilancia forestal del Puntal de la Misa, vértice geodésico situado a 1780metros de altitud, donde quedamos sobrecogidos con las espectaculares panorámicas sobre la Sierra, y del profundo valle labrado por el Río Segura, cuyas aguas quedan embalsadas en el pantano de Las Anchuricas, adquiriendo un bonito color azul turquesa.

Se nos abrió el deseo de acercarnos al valle, por lo que nos dispusimos a iniciar el descenso, para llegar a los vehículos, y trasladarnos a La Toba, donde comimos y planeamos una ruta circular que bien merece explicar en un próximo post.
La foto de rigor es la de Paco, Pepe, Antonio y yo mismo, satisfechos de haber estado allí, donde quien sube se siente plenamente agraciado y recompensado por el esfuerzo realizado, con el placer de saber que, hemos alcanzado uno de los lugares más bonitos de toda la Sierra de Segura, y posiblemente de toda la Prebética.
¿Quieres conocer más?, Pincha estos enlaces y podrás descargarte la ruta para GPS desde wikiloc, o visualizar las fotos desde Panoramio

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=415332
http://www.panoramio.com/user/1870546/tags/Subida%20al%20Puntal%20de%20la%20Misa

martes, 26 de mayo de 2009

Ruta circular entre Castellar y Santisteban con subida al Cerro "San Marcos"

Esta es una gráfica en 3D de la ruta que os voy a plantear.




Saliendo por la Avda. Virgen de Consolación de Castellar , bajamos por la A-6203, hasta el cruce con la A-312, allí donde brota la Fuente de Los Caños, y nos dirigimos hacia Aldeahermosa.


Pronto nos desviamos a la izquierda por el camino de "Los Jarales" que nos aproxima al río Montizón.

Poco antes de llegar al río, en un cruce giramos a la izquierda por una Vereda Real que era usada en tiempos de la trashumancia por el ganado en busca de pastos entre Andalucía y Castilla-La Mancha. Ésta, fue también usada para el paso de tropas Cartaginesas comandadas por Aníbal y también por las romanas posteriormente. Debió ser muy transitada tanto con fines bélicos como comerciales, por ser el camino más adecuado para transportar desde Cástulo la plata y otros minerales extraídos de las minas próximas a esa ciudad, al igual que de las de Sierra Morena. Una vez obtenido el mineral era llevado a Saetabis, antigua ciudad romana que actualmente es conocida como Xàtiva, o Jàtiva (Valencia); y también a Cartagena. De los Iberos hablaremos en otros posts como elemento de interés en posteriores rutas por nuestra Comarca del Condado.




Tras unos pocos kilómetros por la llanura de "La Vega", a través de la vía Augusta, llegamos a las empinadas calles de la antigua "Ilugo" romana, ahora Santisteban del Puerto.


Desde el Mercado de Abastos, pasando por la Plaza del Ayuntamiento subimos al mirador natural de "Las Guarías", o Guaridas, tras atravesar un oscuro túnel, donde ya nos merecemos un descanso y es lugar adecuado para ello, pues allí las vistas nos sobrecogen. Pero el viajero no se detiene porque así es su propia naturaleza, e iniciamos la marcha ya que aún nos queda ascender otro tanto.


Así, comenzamos a pedalear nuevamente; tomamos dirección suroeste, para pronto desviarnos a la derecha y comenzar de nuevo las fuertes rampas que nos acercan al Cerro San Marcos, de inconfundible presencia por las antenas de TV y telefonía allí instaladas.




El Cerro San Marcos es también un Vértice Geodésico situado a 1 km al S.S.O. de Santisteban del Puerto. Sus coordenadas geográficas son Longitud: -3º 12' 40,33400''; Latitud: 38º 14' 33,83880'', y la base del pilar se encuentra a 924 metros de altitud sobre el nivel del mar. Desde allí las vistas son espectaculares, mirando al horizonte podemos ver Sierra Morena al Norte, Sierra de Cazorla, Segura y las Villas al S.S.E., o las elevaciones de Sierra Mágina al S.O., y en días de buena visibilidad, incluso se pueden ver las cumbres de Sierra Nevada.


Bajando la mirada a relieves más próximos, se puede ver una imagen atípica del Castillo de San Esteban, pues nos encontramos en un plano superior a éste.


Abandonamos el Cerro de San Marcos volviendo sobre nuestras rodadas hasta el camino más ancho y arreglado que de tomar a la izquierda nos regresaría a Santisteban, pero que tomamos a la derecha para continuar descendiendo dirección Sur hasta enlazar con la carretera JA-8100, que une las localidades de Santisteban con Villacarrillo.

Unos 2 kilómetros de descenso y otro cruce que tomamos a la izquierda para tomar la A-6023 que nos lleva tras otra pronunciada subida al paraje de Repiso, y finalmente nos dejamos caer hasta Castellar, no sin antes pedalear por parajes del Campillo, lugar donde se sabe, hubo en su día una ciudad romana de la que quedan algunos vestigios a la vista del viajero.

Para facilidad de quienes quieran repetir la ruta tal y como hace poco lo hicimos Paco, Pepe, Antonio y yo mismo, la he publicado en Wikiloc, con el perfil, los tracks, y posibilidad de que la podáis ver con el Google Earth.


sábado, 7 de marzo de 2009

Vistas desde la Sierrezuela


Recordando aquella entrada al blog en la que incidía sobre lo mucho que puede ofrecer Castellar, de su potencial para visitarlo y recorrerlo, para recordar su pasado más reciente y el más lejano, transitando aquellos caminos, algunos perdidos, que utilizaban nuestros antepasados.
A la primera oportunidad que he tenido me he dispuesto a recorrer uno de esos caminos, el de "Las Viñas"; que era la antigua vía más utilizada para unir Castellar y Santisteban del Puerto; y a 2 km del pueblo, se inicia la subida a uno de nuestros 3 vértices geodésicos, "La Sierrezuela".
Datos geográficos: (Long. -3.15976017; Lat. 38.25580561; Alt. 844.80 mts.).
Estas son las vistas que allí se nos muestran (si os fijáis las he tomado para simular una vista en 360º)
 


jueves, 22 de enero de 2009

También es posible hacer rutas en los alrededores de Castellar

Es curioso, pero me da la impresión de que es algo común a la sociedad actual ese afán por conocer todo lo que hay más allá. Siendo infiel al título que he dado al blog: "Desde Castellar hacia un más allá"; no me queda más remedio que romper una lanza por nosotros mismos, y mirar no más lejos de nuestras propias tierras, de nuestro propio Término.

Hace algunos años que tengo en mi poder este plano, esperando alguna vez hacer buen uso de él, y así quedó apilado dentro de un cajón del escritorio, donde alguna que otra vez lo he observado y vuelto a guardar.

Esta noche, acababa de leer un comentario de Carmen, quien afortunadamente está fotografiando las distintas FUENTES de Castellar en su blog "Un sitio diferente", y me manifestaba su decepción por el pésimo estado de conservación de algunas de éstas, y de sus aledaños. Es curioso, Carmen, cómo sabes sacar en tus fotografías lo mejor de cada momento y lugar, y a tu blog me remito como prueba de ello.
Desde aquí propongo a quien esté interesado, y comparta parecido interés por los caminos, calzadas, vías pecuarias, parajes, fuentes, cimas, yacimientos, etc.. a unirlos todos en una o varias rutas "Desde Castellar hacia un más ACÁ", sin tener que salir de nuestro Término Municipal, y así tener el privilegio de poder caminar o pedalear: por la Vía Augusta, por la Vía Cartaginesa, subir a nuestras cimas y puntos geodésicos, ver fluir nuestros ríos, arroyos y fuentes, etc., y tener el privilegio de visitar parajes con historia por haber sido antes habitados por iberos, romanos, visigodos o árabes; y detenernos en cada lugar con el orgullo de estar allí donde se ha escrito un trozo de la historia de nuestro pueblo. A ello estamos todos invitados.

miércoles, 7 de enero de 2009

PREVISIÓN, PREVENCIÓN Y PRECAUCIÓN

Recuerdo aquel entusiasmo con el que planificabamos la ruta que íbamos a realizar en bici alrededor del Calar del Cobo, en la Sierra de Segura, con subida incluida al Puntal de la Misa. Igualmente recuerdo el empeño que yo mismo tenía incluso la noche anterior en que seríamos capaces de realizar la ruta mencionada, a pesar de saber muy bien que se esperaban precipitaciones importantes para ese día, y que iban a ser de nieve por encima de los 700-800 metros. Así se venía indicando en todas las previsiones meteorológicas a medida que se acercaba aquel ansiado día. Fastidiaba sólo pensar que llevábamos esperando tal evento desde hacía dos meses, y yo personalmente me resistía a pensar que no pudiéramos realizarla. El día previo, ya le había montado los portabicis al coche, e incluso me había previsto de cadenas para el coche...por si acaso, además de suficientes prendas de abrigo para soportar el posible frío sobre la bici.
Pero hubo que rendirse a las evidencias, y a pesar de toda la Previsión, Prevención y Precaución con que pensábamos afrontar la jornada, en unas últimas llamadas telefónicas, decidimos que era mejor dejarlo para otra ocasión, aunque fuera varios meses después, pues iba a comenzar la recolección de la aceituna, y nos llevaría un tiempo.
Y ME ALEGRO AHORA DE HABER DESISTIDO DE AQUEL EMPEÑO...sobre todo por nuestra propia seguridad, y por la tranquilidad de aquellos familiares que se quedaban en casa con segura preocupación, y tras haberse confirmado las previsiones, con importantes nevadas por la zona donde iba a discurrir la ruta, incluso en las carreteras por las que nos debíamos aproximar al punto de inicio de la misma.
Espero que si alguien lee esta entrada al blog, se sirva de esta experiencia, y tenga la suficiente prudencia como para contrarrestar el entusiasmo o la necesidad de desplazarse cuando las condiciones climatológicas lo desaconsejan.
Para completar la entrada al blog, he creído que puede ser de utilidad para los demás, el acceso a los canales de información a los que yo pude tener acceso en su momento, por si en alguna ocasión les pueden resultar de ayuda su consulta:
http://www.dgt.es/portal/es/informacion_carreteras/incidencias/
http://www.proteccioncivil.es/es/Recomendaciones/
http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/localidades
http://www.arl.noaa.gov/READYcmet.php
http://tiempo.meteored.com/prediccion-para-Europa-1-Espana.html

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